Que no. Que los religiosos contemplativos, monjes y monjas, no se aíslan del mundo; ni viven del cuento; ni viven para hacer dulces. Que no. Que sus vidas no se tiran por la borda, ni se entierran vivas, ni son inútiles. Esos tópicos nacen del desconocimiento y de los prejuicios de una sociedad incapaz de distinguir lo urgente de lo importante...