sábado, 21 de enero de 2012

Una tradición viva



Lo que diferencia a un pueblo para enriquecerlo son sus tradiciones, su folklore y gastronomía; sí he usado dos términos que quizá puedan resultar antagónicos, pero es en lo desconocido, en el otro...donde al mismo tiempo nos vamos nutriendo de nuevos ideales y pensamientos, de otros estilos de vida. Es por ello que invito a disfrutar la cultura de cada territorio para ser conscientes de la infinidad de formas de vida que pueden proceder del ser humano. Pero sin perder al lector, quiero dar a conocer una tradición que cada mes de enero pervive durante mucho tiempo atrás en mi pueblo natal; paso a transcribir un artículo que escribí hacia el año 2002 sobre una "tradición viva" que aún hoy sigue latiendo, incluso más que en aquél entonces. Espero sea de vuestro interés:




UNA TRADICIÓN VIVA


Como cada diecinueve de enero, Quesada vive una de sus tradiciones más importantes en torno a San Sebastián. Una tradición, insisto, que sus orígenes se remontan a la invocación del “Santo” (denominación cariñosa con la que los quesadeños nos dirigimos hacia este joven cristiano mártir) para librar al pueblo de la peste; tiempo después eran los mozos preparados para realizar el servicio militar quienes pedían su intercesión para que tuviesen una buena mili. Hoy día, ya en el siglo XXI, con las mejoras en salud e higiene, y a pesar de no existir el servicio militar obligatorio, permanece irradiante este quehacer diario de hacer subir y bajar al “Santo”. Se celebra así, en el pueblo, el veinte de enero con ambiente festivo, en torno a esta imagen, que sobrevive en su ermita, allá, entre huertos y olivares.


Y como he adelantado anteriormente, es el día diecinueve, en un rutinario atardecer frío de enero, donde todo el mundo regresa ya del jornal de la aceituna para prepararse y recibir al “Santo”. Mientras tanto, espera allí en la Era Empedrá, engalanándose de flores, con su mirada perdida en el cielo, el brazo en alto, señal de impotencia ante la muerte que le acecha y amarrado a un madero. Es un muchacho joven, al que las flechas le han taladrado hasta hacer desangrar su cuerpo, por defender el mensaje de paz y amor que nos proponía el “Maestro”.


Poco a poco va subiendo por las callejuelas más recónditas, entre el calor de la gente, el tamborileo de la banda de cornetas, junto con las marchas de la banda municipal de música que dan un toque festivo a este recibimiento del Santo Patrón.


Pero será en el jardín, donde las banderas ondeen al son del tambor, sostenida por sus abanderados que consiguen hacerse con los aplausos de la multitud. Ha sido una jornada dura y San Sebastián se verá recompensado con pasar unos días entre sus vecinos, llega a la iglesia parroquial donde el campaneo “al vuelo” anuncia su llegada.


Y amanece un nuevo día, el pueblo de Quesada celebra ya su fiesta patronal donde la pólvora de los cohetes es la que impera, especialmente hoy, con el retoque de campanas hacia el mediodía. De nuevo, la noche fría de enero acecha, y tras la Santa Misa, es el “Santo”quien se convierte en el centro de atención de las calles quesadeñas, escoltado aun por mozuelos, esta vez sin expectativas de servir a la Patria.


Finalmente, tras la sonada traca del jardín y el revolotear de la bandera en determinados puntos de la procesión, todo termina. Pero la despedida es con un ¡hasta luego!, pues el reencuentro será pronto, esta vez, el primer domingo de resurrección para celebrar el hornazo.


¡¡VIVA SAN SEBASTIÁN BENDITO!! Abril del 2002.

1 comentario:

  1. Qué emocionante debe ser esta subida de un veinte de enero en un lugar entrañable como Quesada..

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